De Marta a Catalina I de Rusia

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Hace unos días en una conversación de esas intrascendentes que no llevan a ningún lugar y no sirven mas que para evitar hablar del tiempo, se discutía sobre el obrar de nuestro Príncipe, si ese... el de las galletas... el tal Felipe... y la tal Leticia... bueno... unos mantenían que si la monarquía no pintaba nada en una sociedad como la nuestra y otros que si la Casa Real no obró bien permitiendo que un Príncipe con sangre real (¿y azul?) se casase con una plebeya ( adj. Dicho de una persona: Que no es noble ni hidalga...), y encima divorciada, de padres divorciados, y tal y tal...

El primer planteamiento no deja de ser un acto de buenas intenciones... pero la realidad es la que es... aún son necesarios los símbolos... supongo que es cuestión de madurez... en cambio al segundo es indefendible... si uno ve una a una las Casas Reales desde sus inicios, se da cuenta perfectamente que si el modus vivendi de las mismas se trasladase a la vida plebeya.... pues esto sería "una casa de put..."

Supongo que cuando vuelva a surgir el tema, podría contarles las historia de una tal Marta que acabó siendo Emperatriz de Rusia, les contaría su vida sentimental, su trayectoria familiar, bueno... les contaría una mas de las historias de las Casas Reales que unos confunden con los reyes y príncipes de los Cuentos de la Disney... en fin... les contaría algo así;

Érase una vez una niña llamada
Marta Skavronska, que nació en 1864 en Jakobstadt, hoy dia Letonia, quedó huérfana de niña al morir sus padres en una epidemia de peste, al quedar sola entró a servir en la casa de Ernest Gluck, un pastor luterano de Marienburg (una población perteneciente antes a Suecia y hoy día a Polonia).

El tal Ernets practicaba la fé en Dios dando ejemplo (como casi siempre)... en fin... que no le dio ni la mas mínima educación y la mantuvo analfabeta. Con muy poca edad, supongo que para escapar a tan espléndida existencia, contrajo matrimonio con un oficial sueco llamado Johan, pero su vida matrimonial no era muy compatible con los intereses del pastor, el sr. Gluck, por lo que cuando Marienburg fue invadida y conquistada por los rusos, el sumiso Gluck pronto se ofreció al enemigo como traductor al servicio del mariscal de campo Boris Sheremetev, llevándose a su esclava con él (bueno... los pastores no tenían esclavas, criada, leches...) a Moscú.



Mas tarde, logró desprenderse del tal Gluck y pasó a ser criada y amante del príncipe Alejandro Ménshikov, el cual era amigo y consejero Pedro I.

En 1703 cuando el amigo de su amante, Pedro I fundó San Petersburgo y trasladó allí su corte, Marta ascendió en el escalafón y dejó de ser amante de Alejandro, para serlo de Pedro, con el cual se casó en secreto en 1.707, se convirtió a la fe ortodoxa, cambiando su nombre al de Catalina.

Mientras construían la ciudad de San Petersburgo, vivieron en una cabaña donde ella llevó por primera vez en su vida una existencia placida y relativamente estable, tuvieron ocho hijos de los que sobrevivieron dos, Ana e Isabel, nacidos en 1707 y 1709, cabe decir que ya había tenido tres hijos con su primer esposo al cual evidentemente abandonó, de los cuales no sobrevivió ninguno, por lo que es de entender su dicha, dos de once no esta nada mal...

De su relación se cuentan muchas historias difícilmente comprobables, pero creíbles en todo caso, se dice que la cabaña de troncos en la que vivieron sus primeros años la conservaron rodeada de una valla cuando finalmente se trasladaron a palacio, lo que demuestra que aquellos fueron quizás sus mejores años.

Pero Marta o mejor dicho ya Catalina, aún demostrando un gran cariño por su marido al cual cuidaba personalmente durante los frecuentes ataques de epilepsia que padecía, y pese a que se cuenta que solo los vieron discutir una vez, con motivo de la ejecución, supuestamente por corrupción del secretario de ella... le falló.

Bueno... lo que están pensando... tenía un amante, su secretario un tal
William Mos, ya ves... las tornas se cambiaron... ahora era ella la que tenía amantes, en fin... evidentemente su marido lo descubrió, tuvieron su primera y única discusión y para no discutir mas, decapitaron al tal William, ordenando introducir su cabeza en un frasco de cristal que colocó en el dormitorio de su esposa.... bueno... eso en mi tierra no lo llamamos discusión precisamente, quizás se podría llamar bien ¿cortar por lo sano?, en fin...

Marta, murió como Catalina I emperatriz de Rusia, el 16 de mayo de 1.727, le sobrevivieron sus dos hijas; Ana que fue madre de Pedro III e Isabel que fue emperatriz entre los años 1741 a 1762, ambas con unas historias que le van a la zaga, que evidencian el buen hacer de la sangre azul...

Y es así como termina la historia de esta niña huérfana de padres, medio analfabeta, que llegó a ser emperatriz de Rusia... sin mas peso que la ambición y belleza a partes iguales... Historias como estas son las que hacen interesante la vida.... nunca se sabe las sorpresas que te puede dar, como diría Pedro... no su marido, sino Pedro Navaja... la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...

Asi que, Leticia, ¿ que tendrá de malo la Leti ?... ahhh ya se... no quedaría bien en una peli de la Disney... lástima...




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