Automatizando, que es gerundio

0 comentarios
La gran diferencia entre un automatismo para frikis y uno realmente operativo, radica en que si tienes que prescindir de él, mientras en un caso te ves aliviado (o en evidencia). en el otro, ya no puedes vivir sin él.

Y yo que automatizo todo lo habido y por haber, a veces rozo peligrosamente la línea roja de lo útil y lo prescindible, así que hoy recomendaré dos automatismos, que quizás sean perfectamente prescindibles, de facto lo son, pero, qué coño, cuando se le acaba la pila, vas corriendo a por más, así que. 
http://amzn.to/2dG4bls
El primero es un expendedor de líquidos (gel, jabón, etc) con sensor de proximidad, de tal forma que cuando pones la mano debajo te surte una cantidad determinada (regulable). Existen muchos modelos, pero a mi el que más me gusta es este que distribuye Amazon, disponible en varios colores. Es muy económico, funciona con pilas normales, y duran varios meses, como mínimo 4, a la fecha, aún no las cambié. 

O si tienes más presupuesto hay uno que se recarga con un simple cable USB ya de una marca de prestigio, que sin duda es una opción más duradera y amortizable a medio plazo (al no consumir pilas), tengo también uno y sinceramente, no tiene ni punto de comparación, expende el gel al instante, se puede regular fácilmente la cantidad, apargarlo con un click, en fin, se que la diferencia de precio es abismal, pero estamos hablando de un aparato de muy buena calidad (y durabilidad).



Su uso, pues desde el más evidente en baños, al más funcional en cocinas, para expender lavavajillas, ya que es común que cuando estés lavando algo, tengas las manos ocupadas, y ese gesto de verter lavavajillas se automatiza, simplificando enormemente la tarea.

Hay que tener especial cuidado en elegir un modelo que permita regular la cantidad a verter, ya que la inmensa mayoría no lo hace, o de hacerlo, siguen echando demasiada cantidad, en cambio, el modelo propuesto, para mi gusto es perfecto, además de que el sensor de proximidad funciona siempre, no como otros que lo hacen cuando quieren.

  
La segunda propuesta es una papelera con apertura automática. Como el caso del expendedor de jabón, éstas funcionan también gracias a un sensor de proximidad y un mecanismo accionado por pilas que abre y cierra la tapa automáticamente. 

http://amzn.to/2dWDbcJ

Yo elegí este modelo, y aún estando muy contento con ella, tiene dos detalles que no me convencen. Primero, el acabado en aluminio brillante (en realidad latón de buena calidad), es muy sensible a las huellas y manchas, así que es recomendable adquirir uno que tenga un acabado en blanco, como este modelo, o esto otro en inox mate.  




El segundo problemilla es qué, si bien, funciona muy bien el sensor de proximidad, aperturando muy rápido y demás, no tiene regulador de tiempo de espera. Es decir, al detectar movimiento se abre y a los pocos segundos, se cierra automáticamente. Esto es perfecto para cuando viertes algo puntual, pero si estás cocinando y echando continuamente cosas, lo más adecuado sería abrir la tapa y cerrarla al acabar, y no cada vez que quieras tirar algo, esto se solucionaría si se pudiese fijar un retardo superior, por ejemplo 10 minutos. Indistintamente de esto, como se puede forzar la apertura manualmente, si uno tiene cuidado de no acercarse mucho al sensor, la tapa se mantendrá abierta indefinidamente. 

En cuanto al consumo, usan pilas (casi todas ellas) tipo D (de las gruesas), y de momento también va por el tercer mes y aguantan. 

Evidentemente el gran problema de estos artilugios es que van a pilas, y claro, tienen un coste de mantenimiento que su equivalente manual no repercute, pero es lo que tiene la energía, si tú no la gastas, alguien o algo, ha de hacerlo por ti... y eso nunca saldrá gratis, así que, tendrás que poner en un extremo de la balanza el coste de mantenimiento y en el otro su utilidad, si te compensa, bien, sino, pues nada, a mano, que algo hay que hacer con ellas.

Inzitan blog

Debí elegir la pastilla azul...

Hace siglos, en Delf, ¿recuerdas?, tú vertías la jarra de leche, en casa de Johannes Vermeer, el pintor, el marido de Catharina Bolnes, hija de la señora María Thins, aquella estirada, que tenía un hijo medio loco. Pues ese, ese era yo...

0 comentarios:

Publicar un comentario

=====================================================================================

Comentarios moderados. Si ves que no aparece inmediatamente no lo repitas (posiblemente esté en espera de moderación).
En el caso de que un artículo tenga más de 200 comentarios se mostrará un link "Cargar más" debajo de la caja de comentarios.

++gracias :-)

=====================================================================================

.